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El mundo empresarial está cambiando en pro de la competitividad y excelencia del perfil del directivo en entornos cambiantes. El ejecutivo en la empresa actual ha de actualizarse y profesionalizarse a fin de optimizar su eficiencia y eficacia en la toma de decisiones, dentro de un entorno global en el que todo sucede a muchísima velocidad, y en el que el margen de error se ha reducido dramáticamente.

Estamos en un momento en el que lo que se hace ha perdido su supremacía en favor de cómo se hace, se han incorporado parámetros a la gestión tales como la Responsabilidad Social Corporativa, la economía circular, el impacto medioambiental o la sostenibilidad, y en el que el equipo humano y su gestión se ha convertido en factor esencial en la consecución del éxito.

Prima el trabajo en equipo frente al logro individual, y la creatividad en la búsqueda de soluciones frente a los modelos teóricos que hasta ahora han sido mantra entre los que nos dedicamos a tomar decisiones, y las empresas precisan líderes en lugar de ejecutivos.

Hacer frente a los cambios globales

Todos estos cambios son globales; el mundo se ha hecho pequeño gracias a los avances en tecnologías de la información y comunicación, así como la evolución en la logística, y Andalucía y su tejido empresarial no es ajeno a ello.

En este nuevo entorno, la formación del directivo es esencial como factor clave para la competitividad. Mientras no hace demasiado tiempo lo importante era tener una amplia especialización y experiencia en algún área específica de la gestión, hoy en día se hace fundamental ser capaz de tomar decisiones desde una visión holística de la empresa, valorando la operativa global de la misma y teniendo en cuenta cómo dicha decisión influye en todos los grupos de interés que se puedan ver afectados (los denominados stockholders).

competitividad en la empresa

La competitividad y las instituciones educativas

Las instituciones educativas para ejecutivos y directivos también precisan actualizarse a fin de dar ese servicio formativo que hoy se demanda y proporcionar un extra a lo que hasta ahora venían ofertando.

Ese “algo más” es lo que alianzas como la existente entre la Universidad Loyola Andalucía y ESADE Business & Law School nos ofrecen a través de sus programas Executive Education, en el que directivos y ejecutivos interactúan en un ambiente colaboracional y multisectorial, donde no solo es crítico el desarrollo de habilidades individuales, sino también la puesta en común y el aprendizaje a través de las experiencias del equipo y ante situaciones en las que hay que tomar decisiones considerando a la empresa como un todo y no como una suma de partes, y valorando las consecuencias globales de las decisiones.

Por ello, vivir una experiencia de formación que sirva de impulso y te ayude a pensar en “grande” hace que el prosperar sea una posibilidad alcanzable.

La dinámica del aprendizaje

La dinámica de aprendizaje se realiza a través de sesiones magistrales con un elenco de primeros espadas en su área que, además de grandes comunicadores e investigadores, son expertos empresarios que aplican lo que explican aportando todo ese know how que la educación tradicional no alcanza, metodologías como los ALP (Action Learning Projects), el programa LEAD de Competencias Directivas, el Simulador de Gestión y multitud de actividades extracurriculares que llevan el aprendizaje a un pasó más.

Facilitando al participante un espacio para parar y pensar, para enriquecerse con sus pares que aportan un recorrido y una experiencia diversa que te obliga a colaborar y a construir, porque todos tienen un mismo propósito: crear valoren el entorno en el que luchan día a día y que dicho valor se mantenga en el tiempo y evolucione.

El cambio que estamos viviendo solo acaba de empezar, y tenemos que estar al día del presente, tomar conciencia del entorno y ser capaces de anticipar el futuro, lo cual solo será posible a través de la excelencia en los procesos de aprendizaje liderados por las instituciones de referencia internacional que nacieron para formar a los perfiles profesionales que están llamados a liderar nuestra economía.

Programas de formación ejecutiva para mejorar la competitividad

La Universidad Loyola Andalucía y Esade Business & Law School proponen un amplio programa en formación ejecutiva para los líderes profesionales (Corporate MBA) que garantizarán la competitividad y el éxito ante los desafíos actuales y venideros que se nos plantearán. Solo llegaremos al éxito a lograr la competitividad a través de una formación transformadora y alineada con necesidades reales a las que nos vamos a enfrentar.

Arturo Gálvez – Consejero de empresas
http://ajgalvez.com/

De un tiempo a esta parte se ha incorporado a nuestra gestión un parámetro al que no se le había prestado demasiada atención, que se ha convenido en denominar la Responsabilidad Social Corporativa o Empresarial (RSE), como elemento vital en la definición de la misión, visión y valores y objetivos de las compañías, y como parte indispensable del desarrollo de las operaciones de la empresa.

responsabilidad social corporativa

Debido al vertiginoso avance que la economía y la industrialización han experimentado desde la II Revolución Industrial, y, especialmente durante el periodo de la Guerra Fría y posterior (desde finales del s.XX hasta la actualidad) todo el esfuerzo se ha puesto en la productividad, la eficiencia de los procesos y en una competitividad para alcanzar el resultado sin prestar atención a los efectos colaterales que ello tenía.

Las diferentes legislaciones, lógicamente siempre iban un paso por detrás ya que es imposible proponer una corrección ante un hecho que no se ha producido, y, más aun, no se tenía experiencia suficiente para poder anticiparlo, con lo cual, se regulaba el presente, con un mal del pasado ya hecho, y con la incertidumbre de los impredecibles daños futuros.

¿Qué es la Responsabilidad Social Corporativa?

Según el Observatorio de Responsabilidad Social Corporativa, ésta se define como “una forma de dirigir las empresas basada en la gestión de los impactos que su actividad genera sobre sus clientes, empleados, accionistas, comunidades locales, medioambiente y la sociedad en general”.

Esta definición, si bien es breve y concisa, explica con gran claridad que la RSE es algo que va más allá de conceptos medioambientales o eco-friendly, para ser una parte fundamental en el ADN de las empresas. Se trata de algo que tiene que empapar la identidad y la personalidad de las organizaciones, que todo el staff debe conocer, asumir y aplicar, y que la entidad debe comunicar para que sea un elemento más de valoración por el que nuestros clientes, proveedores, y todo el que quiera nos podrá evaluar y calificar.

La Responsabilidad Social empresarial es cosa de todos

Esta cuestión de la RSE no es exclusiva de las grandes corporaciones o las cotizadas en el mercado de valores; es algo que tiene que estar incorporado sea cual sea el tamaño de nuestra empresa o negocio, porque, de lo contrario, perderemos adaptabilidad y posición competitiva y nuestros resultados reflejarán esa desventaja.

El día a día nos ha llevado a asumir las comunicaciones, internet, nuevas tecnologías, etc. como algo propio que define si estamos dentro o fuera del mercado y el entorno actual, y la Responsabilidad Social Corporativa no va a ser menos.

Hoy en día todavía me encuentro con directivos que le dan una importancia menor a este asunto, sin ser conscientes de las consecuencias que ello acarreará, y hay algo peor, y es que, dado que es una cuestión “silente” ya que no destapa ningún parámetro o ratio negativo en los estados financieros, cuando los síntomas aparezcan, puede ser demasiado tarde para poner las soluciones necesarias.

Transparencia y comunicación en la responsabilidad social empresarial

Afortunadamente cada vez son más las empresas que publican su memoria de RSE o alguna denominación similar en la que muestran y demuestran las acciones que llevan a cabo, los resultados obtenidos y los compromisos que asumen a corto, medio y largo plazo, con lo cual facilitan una herramienta tangible por la que valorarlas y saber qué podemos esperar de ellas.

Es responsabilidad de todos aportar a la sociedad acciones de mejora y compromiso, y estar dispuestos a ser auditados por ello, lo que redundará en una mayor sostenibilidad de nuestras organizaciones y en un legado mejorado para las futuras generaciones.

Arturo Gálvez – Consejero de empresas
http://ajgalvez.com/