La externalización de determinados puestos o departamentos de nuestras organizaciones es un medio y una herramienta importante para aumentar la flexibilidad y la adaptación de nuestra estructura organizativa ante determinados cambios o al objeto de experimentar la efectividad que una decisión pueda tener, testando realmente y de manera objetiva el resultado obtenido.

Sin embargo, abusar de este sistema puede hacernos caer, no solo en causar un efecto negativo entre nuestros empleados y colaboradores, sino en correr el riesgo de perder la personalidad de nuestra empresa. Y lo verdaderamente peligroso es que si la contratación de servicios externos funciona como debe, la tentación a abusar de este tipo de servicios por encima de lo aconsejable puede ser importante.

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En el mundo empresarial actual nos movemos en un entorno regido por la obtención del mejor resultado posible en el menor plazo de tiempo, y los gestores encargados de tomar decisiones somos capaces de hacer verdaderos malabarismos al objeto de satisfacer el mandato que se nos ha dado, entre otras cosas, porque parte de nuestros emolumentos suelen estar vinculados a la consecución dichos objetivos. Sin embargo, ello nos puede llevar a no prestar la atención adecuada a temas de vital importancia, como el clima laboral, cómo nos perciben nuestros stakeholders, la responsabilidad social corporativa (que por sí misma merece un artículo aparte), etc, lo que, si bien a corto plazo puede ser satisfactorio, afectará inevitablemente a la sostenibilidad de la empresa en el tiempo.

La Sostenibilidad Empresarial y la externalización

Sostenibilidad Empresarial puede definirse en pocas palabras como la búsqueda de un equilibrio que permita obtener los resultados deseados en el presente, y que dicha obtención pueda mantenerse en el futuro a medio y largo plazo. Por ello es importante usar las herramientas que tenemos a nuestro alcance para lo que están diseñadas, y no tomar creativas decisiones de innovación en su uso, ya que el resultado, al final, será diferente al deseado.

De la misma manera que cada tuerca precisa de una llave adecuada para optimizar las prestaciones para las que ha sido diseñada, con la externalización de nuestra estructura empresarial pasa exactamente lo mismo.

¿Pensamos que podemos implementar un nuevo proceso, actividad de gestión, etc, y necesitamos testar el resultado real que puede aportar? ¡Adelante! Es el momento de contratar personal de gestión externo y valorar de manera objetiva lo que vamos a conseguir con ello, pero una vez que tenemos el feedback necesario y consideramos que vamos a incorporar ese proceso a nuestra actividad de manera permanente, debemos diseñar la estructura óptima con el mismo carácter de permanencia, y tal vez dejar un porcentaje determinado de externalización con el fin de tener ese punto de flexibilidad necesario, pero no más.

Eficiencia y eficacia en la toma de decisiones

La eficiencia y la eficacia debe obtenerse dentro de la honestidad en la toma de decisiones. Si la búsqueda del óptimo resultado cortoplacista nos lleva al ejercicio de ciertas ingenierías en la gestión que deriven en el uso de figuras como el falso autónomo, podemos estar seguros de que dicho resultado no se mantendrá a largo plazo.

Si bien es cierto que la situación legislativa y fiscal en muchas ocasiones no es una ayuda en la búsqueda de la mejor ratio de rentabilidad, es nuestra responsabilidad como gestores poner nuestro grano de arena para intentar cambiar la actualidad y transformar nuestro entorno profesional de cara al futuro que queremos construir. No debemos olvidar que nuestros resultados dependen de las personas que colaboran en su consecución, por lo cual deben ser apreciados, reconocidos y cuidados, y, lo que es más importante aún, que ellos así lo sientan.

Arturo Gálvez.
http://ajgalvez.com/

«Las especies que sobreviven no son las más fuertes, ni las más rápidas, ni las más inteligentes, sino aquellas que se adaptan mejor al cambio«. Tras esta frase expresada por el naturalista inglés Charles Darwin en el año 1859 en su obra «El origen de las especies» hay una realidad perfectamente aplicable a la situación empresarial actual.

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La evolución del entorno profesional

Nos encontramos inmersos en la IV Revolución Industrial, y la globalización y los constantes avances en las tecnologías de la información y la comunicación, a los que hay que sumar la convergencia entre tecnologías digitales, físicas y biológicas, están provocando que el entorno profesional en el que nos movemos no se parezca en nada al que había hace tan solo 5 o 10 años, y más vertiginoso aún es que tampoco se va a parecer en nada a lo que nos encontraremos tan solo dentro de un lustro.

Adaptarse a los nuevos desafíos

Las organizaciones empresariales tienen ante sí un desafío apasionante; adaptarse a la mayor velocidad posible a los cambios que se producen, ya que es la única manera de diferenciarse y mantenerse en este nuevo terreno de juego donde lo que es válido hoy, mañana puede no serlo, y la velocidad de adaptación será la clave en la ecuación que permitirá a las empresas continuar obteniendo beneficios y mantenerse vivas a medio y largo plazo.

Adaptabilidad al cambio

La realidad ha cambiado, y podemos elegir aceptarlo y adaptarnos, o vivir de espaldas a ello y asumir que, más pronto que tarde, estaremos fuera de juego. Es el momento de hacer una reflexión profunda respecto de nuestras estructuras, considerar si estamos optimizando correctamente nuestros recursos y si tenemos un esquema de costes que nos permita la adaptabilidad que se requiere, y hemos de hacerlo deprisa al objeto de no perder distancia con nuestros competidores. Solo con una clara determinación y tomando las decisiones oportunas que nos permitan ser flexibles, bajo mi humilde y personal punto de vista, podremos afrontar el futuro con seguridad y confianza.

Arturo Gálvez.
http://ajgalvez.com/