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Si tus acciones inspiran a otros a soñar más, aprender más, hacer más y ser más, eres un líder

Estas palabras del escritor británico Simon Sinek resumen de manera magistral lo que debe ser un auténtico líder y cómo debe ejercitar su liderazgo.

El líder ha de ganarse la denominación a través de los resultados obtenidos, pero no solo por los datos objetivos de los estados financieros de la compañía, sino por los resultados que obtiene mediante la influencia que ejerce en el resto del equipo, en el resto del staff, y en el conjunto de stakeholders de la compañía.

“Todo líder es jefe, pero no todo jefe es líder”

Todo líder es jefe, pero no todo jefe es líder, y esto hay que tenerlo muy presente. Si nos queremos limitar a la toma de decisiones, a las valoraciones matemáticamente objetivas y a unos resultados que nos califiquen como un ejecutivo eficiente en la consecución de objetivos empresariales, estaremos dando el perfil de jefe. Esto puede ser perversamente atractivo, ya que tendremos un buen feedback a corto plazo y estaremos bien valorados por parte de quienes nos pagan el salario, por lo cual, parece difícil pensar que haya que dejar todo esto a un lado para hacer las cosas de manera diferente.

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Liderazgo en tiempos de cambio

Sin embargo, estamos en tiempos de cambio, y dicho cambio también hay que hacerlo en nuestro estilo de gestión.

Puede parecer que todo lo anteriormente dicho hay que abandonarlo porque la actualidad ha cambiado y hay que hacer las cosas de otra manera. Es cierto que hay que hacer las cosas de manera diferente, pero tengamos claro que, si no hay resultados objetivos, si la empresa no gana dinero y no es capaz de producir de manera más eficiente y eficaz y de una manera sostenible, todo lo demás no servirá para nada.

Teniendo claro entonces que los resultados son fundamentales, el cómo llegamos a esos resultados es lo que diferencia al verdadero líder del jefe al uso.

Ser fuente de inspiración para los colaboradores, transmitirles tu pasión, tu visión y que se unan a ti sumando en lugar de obedeciendo, ser coherente para que tus acciones no contradigan tus indicaciones, que tu equipo quiera ir donde tu vas y no donde tu les digas que vayan,… en definitiva, y tal como enuncia Simon Sinek en la frase que abre este texto, si les inspirar a soñar, a aprender, a hacer y a ser más, TÚ eres un líder.

Conviértete en un líder a quien admirar

Conviértete en alguien a quien admirar, a quien seguir, a quien imitar; todos tenemos referentes que nos han transmitido todo esto, por lo cual todos tenemos ejemplos de en qué queremos transformarnos, por lo cual, no hay excusas. TÚ decides si quieres ser jefe y mandar, o ser líder y transformar.

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Arturo Gálvez – Consejero de empresas
http://ajgalvez.com/

En las relaciones actuales, especialmente en las profesionales, lo que decimos, transmitimos y los resultados que obtenemos vienen precedidos por nuestro comportamiento, el cual tiene dos componentes; comportamiento normativo y comportamiento espontáneo.

El comportamiento normativo.

El comportamiento normativo es aquello que está claro, que todos sabemos que “tenemos” que hacer y que confieren básicamente los mínimos que se esperan de nosotros.

Vestir de una manera adecuada a una situación concreta, actuar con las debidas normas de cortesía y educación, ir convenientemente uniformado conforme a la normativa o imagen corporativa de nuestro trabajo o nuestra empresa, dar las adecuadas respuestas técnicas o específicas ante el requerimiento de otra persona, etc. comprenden todo aquello que hay que hacer y que nuestro interlocutor interpreta como esperable. El no hacerlo como está establecido, como es normativo, llevará aparejado consecuencias negativas previamente establecidas para el “infractor”.

Pero hay algo más que nos transporta de lo esperable a lo deseable, que transforma un comportamiento correcto en excelente y que lleva nuestra valoración de las personas a otro nivel, y es lo que esas personas hacen de manera simultánea y natural al comportamiento normativo, y que dependen en gran medida de la correcta motivación y de que se sientan felices y realizados con lo que hacen.

Cuando la motivación no es correcta y las personas no se sienten felices, el resultado será absolutamente opuesto, llevándonos de lo esperable a lo indeseable, con unas consecuencias nefastas en la sostenibilidad de los objetivos que queremos alcanzar. Éste es el comportamiento espontáneo.

El comportamiento espontáneo

El tener colaboradores perfectamente motivados y alineados con nuestros objetivos implica un conocimiento profundo de ellos, ya que solo a través de conocerles perfectamente y saber cuáles son sus valores, expectativas y circunstancias podremos trabajar en la dirección oportuna para conseguir ser para ellos líderes en lugar de jefes, que se sientan parte de un equipo en lugar de subordinados que cumplen órdenes, y que de manera natural acompañen sus respuestas normativas de unos matices espontáneos que lleven su trabajo, y por ende nuestros resultados, a la excelencia.

Detalles tan simples como que sonrían mientras hablan, que discutan en un tono correcto y con objetividad o que sientan la suficiente confianza y control en lo que hacen para tomar ciertas decisiones que solucionen determinadas situaciones de manera eficaz tendrán una repercusión positiva importantísima en nuestros resultados.

el comportamiento espontáneo

La importancia del comportamiento espontáneo

Los tiempos han cambiado y el reconocimiento económico al trabajo realizado, aun siendo esencial, ya no es suficiente ya que nuestros colaboradores también esperan de nosotros un comportamiento espontáneo dirigido a crearles un ambiente de trabajo favorable y motivador.

Trabajamos con personas y las correctas relaciones personales exigen un conocimiento profundo y un desempeño permanente en la dirección correcta de manera vertical descendente y transversal. Incorporar este tipo de gestión de personas en nuestras empresas como parte de los valores de nuestra compañía y de nuestra responsabilidad social corporativa provocará una diferenciación positiva respecto de nuestros competidores. No encuentro un solo motivo por el que no hacerlo.

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Arturo Gálvez – Consejero de empresas
http://ajgalvez.com/