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“Al final, o eres diferente … o eres barato”. Esta frase del experto en informática, marketing y escritor Guy Kawasaki encierra una de las más importantes claves para lograr el éxito, no solo en los negocios, sino también en nuestra vida personal. En el mundo empresarial, o eres diferente (y te reconocen como diferente) o no te queda más remedio que competir por precio, que siempre significa “bajo precio”. Sin embargo, es muy frecuente que no apliquemos esa diferenciación en la dirección adecuada, y ello puede tener un resultado sensiblemente diferente al esperado.

Claves para el éxito

Claves para el éxito

Desde nuestra niñez nos someten (y nos sometemos) a una constante comparación con quienes consideramos mejores. Se nos alienta a portarnos mejor porque tal o cual persona destacan por su buen comportamiento, a estudiar más porque hay que superar a los compañeros del colegio que obtienen las mejores calificaciones, y cuando llegamos a nuestra vida profesional, el referente son los competidores en el mercado que obtienen las mayores ratios de ventas, la mejor valoración bursátil o las mejores referencias en publicaciones especializadas. Sin embargo, con esta metodología de diferenciación perdemos el foco sobre lo esencial; nosotros mismos.

Es importante matizar que todo lo anteriormente dicho no es incorrecto, ya que el mejorar siempre está bien, y el tratar de ser mejores y acercarnos a los mejores siempre es bueno. Lo que si quiero subrayar es que el verdadero referente sobre el que debemos enfocarnos para conseguir diferenciarnos hemos de ser nosotros mismos, y mirarnos hacia dentro antes de mirar hacia fuera. Debemos reflexionar profundamente para auto conocernos y descubrir nuestros verdaderos puntos fuertes, esas cosas que somos capaces de hacer extraordinariamente bien, seguramente mejor que la media, y que ese sea el verdadero motor de cambio y mejora.

Partiendo de nuestro interior y mejorando individualmente, seremos mejores personas, y solo a partir de ahí podremos ser más competentes y obtener mejores resultados en nuestra relación con los demás, tanto personal como profesionalmente. Si mantenemos siempre el foco fuera de nosotros el resultado puede no ser el adecuado, ya que no podemos ser quienes no somos, y probablemente trataremos de desarrollarnos sobre puntos débiles, que no nos permitirán alcanzar las metas propuestas y puede llevarnos a sentir frustración, obteniendo un resultado absolutamente contrario al que aspirábamos.