La vertical más corta entre dos puntos es la horizontal

A partir de la Primera Revolución Industrial, que se produjo allá en los inicios del s-XIX, una serie de enormes cambios en la configuración de nuestra sociedad tuvieron lugar, y la inercia de dichos cambios han ido configurando la estructura de nuestras organizaciones empresariales. En la actualidad estamos viviendo la denominada Cuarta Revolución Industrial, en la que los cambios se suceden a una velocidad sin precedentes y donde el grado de flexibilidad y adaptación de nuestras empresas determina su probabilidad o no de supervivencia.

El crecimiento y la tendencia de la industria ha configurado los organigramas de las empresas con una estructura piramidal, donde el vértice superior está claramente definido, y manteniendo un span de control relativamente bajo a base de una estructura en cascada de mandos intermedios, lo que, conforme la empresa iba creciendo, provocaba que cada vez la alta dirección era más alta (en el concepto literal del significado de altura) y cada vez estaba más alejada de la base operacional de la compañía. Esto tiene una doble consecuencia; por una parte, la dirección pierde el contacto con la realidad de la base que sustenta todo su esqueleto organizativo, teniendo que valerse de los criterios de toda la cadena de mando, y teniendo que mantener a la vez la disciplina de la toma de decisiones para evitar que nadie quede desautorizado; cuanto mas alta es la pirámide, mayor complicación conlleva todo ello, y exige la incorporación de tecnoestructura especializada y una dilución del ADN de la empresa. Por otra parte, el personal operativo percibe tan alejada a la alta dirección y con una red de trincheras tan densa entre ellos y el vértice, que sienten frustrado cualquier impulso de proponer cambios o alternativas que redundarían en una mejora, limitándose a cumplir con su trabajo y resignarse a su estatus dentro de la empresa; con ello nuestros colaboradores no sienten que trabajan “en” la empresa, sino “para” la empresa.

 

En la actualidad una de las actitudes más demandadas es la creatividad debido a la flexibilidad y necesidades de adaptación cambiantes que el entorno profesional exige. Ello también debería ser exigible a nivel global en la organización, lo cual nos obliga a tomar las decisiones estructurales necesarias para acortar esa línea vertical, eliminar la maraña de filtros entre la dirección y las operaciones y conseguir, en definitiva, que nuestra empresa también sea lo más flexible y adaptable a las condiciones que se presentan, ya que, de la misma manera que en la arquitectura, a menor flexibilidad de una estructura, mayor probabilidad de colapso si cambian los parámetros de estabilidad. En el diseño organizacional de las empresas esto se consigue transformando la forma piramidal en un rectángulo con la mínima altura posible, es decir, acortando la vertical ampliando la horizontal, y, si el tamaño de la empresa lo requiere, adoptando una configuración matricial. En definitiva, que la dirección no pierda el contacto con las operaciones y que las operaciones sientan la cercanía de la dirección.