Resiliencia; una cuestión de actitud, y depende solo de ti.

No hay excusas

Resiliencia es un sustantivo muy usado en la actualidad, aplicable a determinadas personas que superan situaciones dificultosas o traumáticas. Sin embargo, como a veces ocurre, todo término que por determinadas circunstancias propias o del entorno, como por ejemplo la tremenda crisis económica global que hemos sufrido, comienzan a utilizarse con frecuencia, se corre el riesgo de convertirlo en un modismo que desvirtúe su verdadero significado, y, peor aún, pierda valor para las personas o grupos a quienes es verdaderamente aplicable.

Para evitar este problema, se debe comenzar por la definición del término: La resiliencia es la capacidad que tiene una persona o un grupo de recuperarse frente a la adversidad para seguir proyectando el futuro. La verdadera clave del concepto se encuentra en el final de la definición; para seguir proyectando el futuro. Estas cinco palabras son el verdadero sentido y significado del concepto. No se trata de tropezar una y otra vez con la misma piedra en un sinsentido de terquedad por no asumir el error, sino en tener la actitud de superar el obstáculo con el claro objetivo de alcanzar la meta establecida, es decir, en la búsqueda del futuro que nos hemos propuesto, y sobre el que nada va a ser capaz de hacernos desistir.

Personalmente trato de aprender y superar obstáculos todos los días, y ello me ha llevado a conocer dos tipos de personas, las que me enseñan lo que quiero ser y las que me enseñan lo que no quiero ser (considero a ambas muy importantes). Dentro del primer grupo (de las del segundo trato de olvidarme por no ocupar bytes de mi finita capacidad cerebral) hay una persona que se cruzó en mi vida por casualidad y que llegó para quedarse. Me refiero a la grandísima profesional y mejor persona Pilar Carrasco, CEO de Business In Fit, a quien pude conocer personalmente en uno de sus Congresos de Comunicación Efectiva (absolutamente recomendables) y que dijo algo que se me quedó grabado: «intentar es pedir permiso para fallar». Esta frase para mí tuvo un significado clarísimo desde ese momento, y es que tenemos una capacidad inmensa para justificarnos en nuestros errores. Cuando no tenemos una meta clara o nos falta arrojo para continuar luchando, con un «yo lo he intentado» damos la cuestión por concluida.

La resiliencia es una cuestión de actitud, solo depende de nosotros mismos y no valen las excusas. Si tenemos una meta clara, un objetivo bien definido, y una determinación correcta, solo necesitaremos sustituir el «lo voy a intentar» por un claro y contundente #vamos!! Si nosotros queremos, nada podrá pararnos, pero no valen las excusas.