Posicionamiento emocional

De un tiempo a esta parte nos hemos dado cuenta de que, para posicionar nuestros productos o servicios y que nuestros clientes nos elijan entra la cada vez más amplia y profesional oferta de nuestros competidores, hay que hacer algo más. Evidentemente, lo primero es tener un producto competitivo, con unas características técnicas adecuadas, a un precio conforme a las soluciones que aporta, pero ¿y luego qué? Teniendo claro este núcleo de lo que el producto debe ser, y que ha de estar perfectamente cuidado, tenemos dos factores que definirán el éxito (o no) de nuestra propuesta.

En primer lugar tenemos todos los componentes de valor añadido que acompañarán a nuestro producto antes y durante su vida útil en manos del cliente y que ayudarán a fidelizarlo; un correcto asesoramiento durante el proceso de compra para hacer que se decida por lo que realmente necesita, un eficiente servicio logístico e instalación técnica si es requerido, una atención postventa y de garantía que sea capaz de gestionar y transformar las amenazas en fortalezas, y una adecuada comunicación para que, de una manera no intrusiva, nuestro cliente esté al día de las nuevas incorporaciones a nuestro portfolio para futuras sustituciones o adquisiciones de productos o servicios.

Dicho todo esto, que debe estar absolutamente claro, el siguiente paso es cómo convencerle de que nos elija. En este momento entra en escena el posicionamiento emocional. Es de todos sabido que diferentes sentidos entran en funcionamiento en la toma de decisiones, y es ahí donde hay que dar una vuelta de tuerca al talento para conseguir dirigir la atención hacia nosotros. Tenemos a nuestro alcance gran cantidad de recursos para crear un verdadero impacto sensorial, con empresas como Olfatik, capaces de crear aromas asociativos para nuestras marcas, o RomaScreen , que a través de sus pantallas Led provocan un shock visual que nuestro cerebro retendrá positivamente. Tenemos muchas herramientas para que nuestro público diga WOW!!

El posicionamiento emocional de nuestros productos o servicios es algo que indudablemente merece una dedicación importante ya que, si no somos capaces de hacerlo, como escuché en una conferencia de Víctor Küppers, “o enamoras o no tendrás más remedio que ser barato y, a partir de ahí, sólo podrás competir por precio”. La diferenciación es fundamental, y tiene que llegar más allá de tener un buen producto y con unos servicios añadidos adecuados.